NOT A FASHIONIST

Hoy hablaré de mi mamá. Muchos le piden que pronuncie su nombre al menos unas 3 veces, para después rendirse y exigirle una participación perfecta de spelling bee. Realmente ama ser mamá. Desde joven aprendió a coser, su tía la sacó adelante haciendo ropa para venderla a sus vecinos. Me contó alguna vez que acostumbraba a recoger los retazos que caían de la mesa de costura para hacer ropa para su muñeca. Y así fue cómo decidió aprender a coser.
Febe fue una gran enfermera, ahora jubilada y siempre fue la modista de la casa. Para halloween cosía mis disfraces, para el baile de la escuela me hacía el vestuario. Siempre fuimos ella y yo contra la industria de la moda, unas hormigas que gritaban.
Decidí estudiar diseño de modas cuando tenía 17 años, aún sabiendo que odiaba la industria. Un mar de estereotipos, contaminación y explotación laboral que me provocan ansiedad. Aprendí a coser y dejé de recurrir a la ayuda de mi mamá, ahora la extraño.
Siendo honesta, esto no será un blog de moda. Sé lo superficial de muchas cosas. Aún no encuentro el estilo que realmente me define. Un día me visto de señora, otros de rockerx indignadx y en otras soy Adam Sandler. Lo que sé es que soy la de los tenis amarillos.

