OSO DE BOLSAS DE FRITOS
En un mundo cada vez más preocupado por el impacto ambiental de la sociedad de consumo, el oso de bolsas de fritos emerge como una obra que invita a la reflexión sobre nuestras elecciones cotidianas y sus repercusiones a largo plazo. Creado a partir de bolsas de fritos recolectadas y cosidas en un nuevo textil, este imponente oso de dos metros de altura es un símbolo del dilema moderno entre el placer efímero del consumo y las consecuencias duraderas de nuestros desechos.
Esta pieza nació en el contexto de una pasarela con temática futurista, donde la consigna era utilizar materiales reciclados para la confección de las prendas y accesorios. «El Oso Futurista» representa no solo el miedo a la teoría de la acumulación de microplásticos en el cuerpo humano, sino también la obesidad infantil, un problema prevalente en nuestra sociedad, reflejado en la omnipresencia de bolsas de fritos en las calles.
La artista recolectó personalmente cada una de las bolsas de fritos utilizadas, limpiándolas minuciosamente y cosiéndolas para darles una segunda vida como textil. Siguiendo un patrón tradicional de peluche, cada parte del oso fue ensamblada con precisión, rellenada con papel reciclado y materiales que normalmente encontraríamos en un oso de peluche convencional. Finalmente, se le agregaron tirantes, transformando esta escultura en una mochila portátil, fusionando lo lúdico con lo utilitario.




